miércoles, 7 de octubre de 2009

XXVIII.El rol del gobierno, empresario y del dominicano común.

“Respetar tratados y convenios no es una cuestión de derecho, sino de conveniencia”
Adolf Lasson (Escritor Judío-Alemán)

Nuestro país se ha visto obligado a firmar 2 tratados de libre comercio con Estados Unidos en los últimos 100 años, el último de los dos, muy recientemente y en él se incluyó a los países de Centroamérica. Actualmente se busca firmar otro acuerdo con la Unión Europea (Acuerdo de Asociación Económica, EPA).
Al decir, “Nos hemos visto obligados” me refiero a que, si no firmábamos no seríamos capaces de exportar nuestros productos pues, al tener que pagar aranceles de importación, éstos llegarían al consumidor final a un precio muy elevado en comparación a los precios productos locales y/o precios de productos de otros países que si hayan firmado los acuerdos y que no están obligados a pagar impuestos de importación.
Pero por otro lado, al firmar el acuerdo, los productos procedentes desde los países miembros llegarán “baratos” a los puntos de venta dominicanos ya que tampoco están obligados a pagar impuestos de importación en la aduana dominicana. Esto provoca que el escudo fiscal que ha estado protegiendo a los productores locales en el mercado local dejara de existir y que se inicie una guerra comercial de índole internacional donde entran todos los competidores sin importar su tamaño ni su fuerza.
Hasta ahí todo se ve justo, “Yo puedo vender en tu mercado sin pagar impuestos y tu puedes vender en el mío sin pagar impuestos”, “Lo que es igual no es ventaja”, pero en un ambiente de libre comercio, las empresas e industrias deben mostrar un alto grado de competitividad, deben mostrar nivel gerencial y administrativo, fortaleza e imagen de las marcas, costos de producción competitivos, alto nivel de servicios y calidad de los productos.
A lo largo de los años, los productos importados, principalmente los de Estados Unidos han mantenido un nivel de calidad y presentación muy superior a la de los productos dominicanos.
Pero, en un país pobre como este, el producto que se vende es el más “económico” (el que está más barato en la góndola del supermercado no importando su nivel de calidad). Bajo esta premisa, y entendiendo esta situación, el industrial dominicano ha bajado progresivamente la calidad de los productos buscando abaratar los costos en un mercado que prefiere bajo costo antes que calidad.
La búsqueda de reducción de costos en la industria local se ha enfocado en darles menos a los consumidores y no en mejorar su gestión, sus prácticas operacionales, la productividad de su personal (operativo y gerencial) o la productividad de sus máquinas. Se han ido por el camino fácil. Esto ha propiciado que los productos locales tengan una imagen muy negativa, que se vean como productos “Malos - baratos” y por su lado, los productos importados han mantenido una imagen de “buenos - mejores”, pero que hasta hace poco el dominicano no podía pagar, eran un aspiracional.
En el momento que se firmó el TLC, cuando se eliminaron los impuesto de importación, los productos internacionales empezaron a llegar a las góndolas de los supermercados y colmados al mismo precio o menor que el precio del producto local y el consumidor se avalanchaba a tomar el producto importado dejando a un lado el producto local.
Quedamos totalmente en desventaja ya que si esto pasa en el mercado local, lo mismo o peor pasa en el mercado internacional, donde para llegar tenemos que pagar fletes (incrementando el costo) y donde las marcas de nuestros productos no son conocidas.
Durante 100 años el industrial dominicano ha vivido como un rey “ordeñando la vaca”, no se ha capacitado y no ha capacitado a su personal, no ha hecho las inversiones en tecnología, ni en sistemas de gestión, ha matado la motivación de su personal pagándoles salarios de miseria y ha destrozado la imagen de sus productos bajándole la calidad a sus materias primas y bajando los estándares de calidad del producto cada vez que se le venía en ganas.
Hoy, con el TLC firmado, la industria local empieza a flaquear y el empresario dominicano, que ya amasó un buen dinero, empieza a vender su participación en las empresas, si es que aun tiene algo que vender o empieza a cerrar operaciones.
Algunos piensan que pueden dar la pelea y empiezan a invertir en capacitación, en sistemas y en maquinarias. Empiezan a renovar la imagen de la empresa y de los productos invirtiendo sumas millonarias como si fuera un grito desesperado.
Ha quedado claro que nuestra industria no estaba preparada para este TLC y nunca lo iba a estar porque el dominicano “pone candado después que le roban”. El TLC ha creado la inestabilidad necesaria para que las industrias “se pongan las pilas” pero también va a servir de verdugo para muchas empresas que no van a tener tiempo de reaccionar.
Lamentablemente los mercados no son tan convencionales como uno quisiera, aunque muchas empresas hagan lo necesario y “pongan toda la carne el asador”, aunque sus productos empiecen a ser mejores, aunque suba la calidad a nivel internacional y el nivel de servicio sea igual o mejor, quedará un punto negro que se llama “percepción del consumidor” (posicionamiento) que es muy difícil y costoso de cambiar.
Mejorar los productos y servicios no basta, hay que cambiar esa percepción que tiene el dominicano de que el producto dominicano “NO SIRVE”, de que el que sirve es el “Gringo” (aquel “Complejo de Guacanagarix”) 1 algo que muchas veces podría no ser verdad.
Cuenta Hans Paul Wiese DeIgado, en su libro “Trujillo: Amado por Muchos, Odiado por Otros, Temido por Todos” una anécdota sobre un grupo de amigos que se reunían frecuentemente y donde uno de ellos era propietario de una de las cervecerías más grandes del país en sus inicios. Un día, al llegar esta persona al grupo encontró que sus amigos estaban bebiendo cervezas importadas y les reclamó al grupo diciendo: “oigan, como es posible que ustedes estén tomando cervezas importadas, debemos apoyar a la industrial local!”.
Y uno de ellos, viendo que el primero llevaba puesto unos zapatos Florsheim le respondió: “Y tu ¿Por qué usas zapatos importados habiendo en el país tantas fábricas de zapatos?” y este respondió: “PORQUE SON UNA MIE…!!!”, y el primero le dijo: “Bueno, pues salud” levantó su vaso y siguió bebiendo felizmente su cerveza.
Todos, seamos empresarios o no, queremos que se apoye la industria local a la hora de salir a vender los productos o servicios que comercializamos en la empresa donde laboramos y de donde dependen nuestros salarios o nuestras utilidades, pero todos nos olvidamos por completo de eso a la hora de salir a comprar, cuando estamos frente a la góndola del supermercado, entonces cambiamos y el producto dominicano “ya no sirve”. Debemos saber que la gente piensa de los productos o servicios que realizamos lo mismo que nosotros pensamos del resto de los productos dominicanos cuando vamos a comprar.
El empresario dominicano debe ir “poniendo la barba en remojo”, debe prepararse para lo peor. Para muchas empresas será imposible reaccionar a tiempo y tendrán que cerrar de inmediato, otras podrán dar la pelea para luego vender su participación a empresas extranjeras y otras pocas van a sobrevivir y competir.
A la República Dominicana y al dominicano común le conviene que la mayor cantidad de empresas sobrevivan. Si cierran nuestras empresas, se generará un desempleo que va a incrementar nuestros niveles de pobreza. Esa multitud de gente desempleada, no va a poder comprar en el supermercado o en el colmado las cantidades de productos que compraba, y los comercios se van a ver afectados.
Estas industrias y estos comercios, que cierran no van a manejar sus nóminas, ni sus cuentas a través de los bancos locales, cuyos negocios se van a ver reducidos y muchos van a tener que cerrar. Los empleados de todas estas empresas van a tener que ir a la calle generándose un efecto dominó que no vamos a poder detener.
Esa masa de personas no se va a dejar morir de hambre, tienen que comer, pero como no hay oferta de empleo, se ven obligadas al narcotráfico, a la prostitución, a la delincuencia y a pedir limosnas en las calles. Empiezan a verse protestas y revueltas, todo ese “Show” se ve por CNN.
Cuando suben los niveles de delincuencia, la inestabilidad social del país, baja el turismo, los hoteles empiezan a vaciarse y algunos de ellos a cerrar, echando a las calles a miles de empleados, que entran dentro de ese círculo vicioso.
Los agricultores, que venden sus productos a esos los hoteles y supermercados, empiezan a perder ventas, también empiezan a quebrar y a enviar campesinos a sus casas.
No se vende un carro, ni se construye una casa, no se hace una mejora, ni se compra algo que no sea esencial, entramos en un recesión, pero esta vez no vamos a salir de ahí. Nadie sabrá hasta donde esta situación podría llevarnos.
En la República Dominicana, mucho antes de que empezara a golpear la crisis financiera originada por la quiebra de los bancos en Estados Unidos ya las industrias más sensibles ante desaceleraciones de la economía como lo son el sector de la construcción y la venta de vehículos empezaban a presentar síntomas de debilidad. Según declaraciones de Fernando Lama, presidente de la Asociación de Concesionarios de Fabricantes de Vehículos (ACOFAVE): “En el año 2007 la venta de vehículos nuevos alcanzó las 30,636 unidades, pero que para este año 2008 la tendencia es que disminuya a 22,000 y las expectativas para el año 2009 son de solo 11,000 vehículos”. Por su lado, Jaime González, presidente de la Asociación de Constructores, en Junio del 2008 había comentado sobre la reducción presentada el sector de la construcción que bajó el ritmo en un 60% para viviendas y 50% en otras construcciones inmobiliarias. El 2009 ha servido para profundizar la crisis y según la Asociación Dominicana de Ferreteros, en el primer trimestre de este año, las ventas de los materiales de construcción disminuyeron en otro 30%.
Les recuerdo que hace 150 años Haití tenía una economía era más fuerte que la dominicana, nos gobernaron por 22 años y hoy Haití es uno de los países más pobres del mundo. Lo hicieron mal, al igual que nosotros lo estamos haciendo mal ahora. El proceso involutivo es gradual, pero ya se ha iniciado y nadie parece ponerle asunto. No debemos entrar en este hoyo negro que ya nos está halando, debemos proteger la industria local, sin importar si lo merezcan o no, aun cuando sabemos que “ordeñaron la vaca”, que son culpables de su propia destrucción y que han puesto en riesgo la estabilidad y la economía del país.
La economía de un país es como una red en la cual todo está conectado con todo, donde cada productor es también un consumidor. Que desaparezca uno de esos “nodos” significaría el derrumbe de toda la economía.
No debemos apoyar la industria local por ser la industria local, debemos apoyar la industria local por el bien del país, en este sentido debe firmarse un acuerdo entre el pueblo dominicano, el empresario y el gobierno.
Explica Perspectiva Ciudadana (www.perspectivaciudadana.com), en un artículo que titula “Preocupante situación económica del país”, del 4 de marzo del 2009 muy acertadamente: “Entendemos que el Jefe de Estado debe convocar a los líderes políticos de su partido y de los partidos mayoritarios de oposición; a representantes de los poderes públicos tanto congresionales, municipales como judiciales; a representantes de la sociedad civil, de organizaciones sociales, empresariales, sindicales, comunitarias, populares y religiosas, en fin, a todas las fuerzas vivas del país, a discutir y aprobar un plan nacional para todos, dejando de lado las rebatiñas políticas internas, los intereses particulares y los proyectos absurdos, como el de la reforma constitucional. Un Gobierno de Unidad Nacional, donde todos los sectores serios y comprometidos con el bienestar del país apoyen con la conducción del país bajo el liderazgo del Presidente de la República”.
Lamentablemente en el país han existido algunos intentos de diálogo y entendimiento entre las partes, como lo fue el “Dialogo Nacional” de 1997 y actualmente “La Cumbre de las Fuerzas Vivas” del 2009. La iniciativa del 1997 no cumplió sus objetivos ya que el gobierno mismo fue el principal incumplidor de los acuerdos y por otro lado, inmediatamente se concluyó la “Cumbre de las Fuerzas Vivas” ya empiezan a oírse quejas por parte del sector industrial sobre nuevos incumplimientos del gobierno como fue la queja del presidente de la Asociación de Industria en Diario Libre del 4/3/09, Ignacio Méndez, quien calificó decepcionante el discurso del presidente Leonel Fernández ante el salón de la Asamblea Nacional, debido a que temas tan importantes como la corrupción administrativa, educación, seguridad ciudadana y la falta de institucionalidad no fueron abundados.
Por lo vistos este “Nuevo acuerdo” comenzó mal y ya sabemos que “todo lo que comienza mal termina mal”, sin embargo un acuerdo entre las partes podría ser nuestra única salida. Esperemos que nuestros gobernantes no relajen el último recurso que nos queda. Este debería incluir los siguientes temas:
1) El dominicano debe darle un voto de confianza al producto local, debe entender que el empaque no es el producto, no debe dejarse engañar y comprar un producto tan sólo porque tiene una mejor presentación o porque está mejor mercadeado.
Es necesario que entendamos el poder que tienen las herramientas del Marketing para convertir un producto “bueno” en un producto “excelente”. Uno de los objetivos del Marketing (una de las principales armas de las empresas norteamericanas en esta guerra comercial internacional, DR- CAFTA) es el “posicionamiento” de las marcas en la mente del consumidor.
Esto es, hacer que el consumidor crea lo que la empresa productora-comercializadora quiere que él crea sobre sus productos o servicios. Por ejemplo, cuando hablamos de Volvo (entendemos) Seguridad, Walt-Mart (entendemos) Mejor precio, Avis (entendemos) Mayor esfuerzo, Pepsi-Cola (entendemos) Juventud, etc. Eso que “entendemos” implícitamente cuando se mencionan las marcas es lo que se llama “posicionamiento” y es desarrollado a través de una fuerte inversión económica en una correcta estrategia de Mezcla de Mercadeo (Marketing Mix) que está compuesta por estrategias de: Producto, promoción - publicidad, plaza y precio (las famosas 4 P´s del marketing).
Estas ideas de “posicionamiento” estas basadas en estudios científicos y se ha demostrado, que en el mercado importa más lo que la gente piensa del producto que lo que realmente el producto es u ofrece. Dependiendo del producto o servicio, o industria, las empresas pueden desarrollar en sus marcas cinco posibles posicionamientos: Producto, precio, facilidad de acceso, valor del servicio añadido y experiencia con los consumidores. La idea de todo esto, es fortalecer la imagen de las marcas, y obviamente mejorar los márgenes de la empresa a través de vender productos a un precio mayor o vender un mayor volumen.
Este tema de marcas & posicionamiento ≠ mejor producto/servicio quedó más que demostrado cuando Hugo Chávez, al inaugurar la II Cumbre de Mandatarios de la OPEP (28/9/2000), comparó el precio de un barril de crudo de petróleo con varios productos entre los cuales estaba la Coca-Cola. La comparación fue la siguiente: El precio de un barril de crudo de petróleo Venezolano (159 litros) valía USD$26.2 mientras que un barril de Coca-Cola (159 litros) valía USD$78.7, 300% el precio del petróleo, ¡que ilógico!.
Esto es lo que logra la fuerza del Marketing, poder vender agua de azúcar con colorante a un precio de 30 veces su costo y por encima de precios de productos realmente importantes y escasos como lo es el petróleo. Queda demostrado que las leyes del Marketing relacionadas al “precio” ponen en duda las leyes de “La oferta y la demanda” desarrolladas por Antoine Augustin Cournot y Alfred Marshall.
En su libro, “Los 80 Conceptos esenciales del Marketing”, Phillip Kotler hace referencia a un comentario que hizo Roberto Goizueta (último consejero delegado de Coca-Cola): “Aunque desaparecieran todas nuestras instalaciones productivas (edificios, maquinarias, equipos de transporte, terrenos, etc.), todos los activos tangibles, el valor de la empresa no se vería seriamente afectado”.
El valor real de la empresa está en un intangible, “la marca Coca-Cola”. Según análisis realizados, esta marca tiene un valor de USD$75 mil millones (10 veces el presupuesto nacional de la República Dominicana para el año 2009). Es decir, que cuando usted compra y consume una Coca-Cola, usted paga un 90% por “beber Cola-cola” y un 10% por el líquido que está adentro de la botella que es lo que teóricamente “refresca y quita la sed”. Otras marcas importantes son Marlboro, cuyo valor se estima en USD$47 mil millones, IBM en USD$20 mil millones, Disney en USD$19 mil millones, Sony en USD$10 mil millones, entre otras.
Otro ejemplo es el caso de Michael Jordan, cuyo salario llegó a ser de USD$35millones al año, algo bien merecido ya que los dueños de equipo tenían una gran rentabilidad solo por tener a Jordan en sus filas, la gente se mataba por verlo, pero Jordan, por otro lado, recibía más de USD$300millones al año en publicidad.
Al Ries y Jack Trout dejan entender un poco más este tema de marketing en su libro: “Las 22 leyes inmutables del marketing” con ideas tales como: “Es mejor ser el primero que ser el mejor”, “Es mejor ser el primero en la mente que en el punto de ventas”, “El marketing no es una batalla de productos, es una batalla de percepciones”, “El concepto más poderoso en marketing es apropiarse de una palabra en la mente de los prospectos”. La publicidad ha demostrado que “una mentira que se repite muchas veces se convierte en verdad”.
En fin, el dominicano común debe elegir la mejor opción pero comparando sólo el producto y, ante una indecisión de compra, debe preferir el producto local.
Debemos darle un tiempo de gracia al productor local, debemos permitir que mejoren la calidad de sus productos y servicios y debemos evitar a toda costa que cierren operaciones y le dejen el mercado a las empresas internacionales, dejando sin empleo y sin comida a miles de familias dominicanas.
También, es necesario que florezca en cada dominicano el deseo de capacitarse, estudiar y trabajar honradamente. Esta es su parte del acuerdo.
2) Por su parte, el industrial dominicano debe usar ese tiempo para desarrollarse como empresa, para capacitarse, para capacitar a sus empleados, para invertir en nuevos maquinas y tecnologías, para iniciar cambios en sus sistemas de gestión y para propiciar en su empresa una cultura de calidad, servicio, eficiencia e innovación, para mejorar sus productos y servicios y ponerlos al estándar que el mercado exige. Para mejorar sus costos de producción y para ser competitivo.
Debe usar y preferir, en sus procesos industriales y en la medida de lo posible, materias primas, insumos, productos de fabricación local. Debe estar abierto y promover la conformación de Clúster con empresas proveedoras y clientes.
Debe usar las utilidades para reinvertir en el país, para acrecentar el negocio y para generar empleo. Nunca para realizar inversiones fuera del país a menos que estas sirvan para ayudar con el desarrollo económico del mismo. Esta es su parte del acuerdo.
3) El gobierno dominicano debe colaborar con este desarrollo. Debe eliminar los impuestos de importación de maquinarias y equipos relacionados a la producción. Debe eliminar los impuestos a servicios de instalación y mejoramiento de maquinarias, a honorarios profesionales de consultores locales e internacionales, a las capacitaciones en gestión de empresas y temas técnicos.
El gobierno dominicano debe apoyar y mejorar los centros de capacitación técnica y debe organizar cursos de formación de técnicos al vapor. Personas que puedas ingresar en centro de capacitación técnica y que a más tardar dos años luego del ingreso pueden egresar de las instituciones con un conocimiento técnico de alto nivel.
El gobierno debe modificar las leyes laborales para que no apadrinen tanto al empleado y para que apoyen mas al empleador y debe aplicar mano dura, buscando la eliminación de cualquier medio de vida ilícito (delincuencia, prostitución, narcotráfico, secuestros, etc.), obligando a dominicano a estudiar, a conseguir un nivel técnico, a trabajar y a valorar su trabajo.
También debe frenar contundentemente los niveles de corrupción, con mano firme y decidida. Debe poner los intereses del país por encima de cualquier funcionario, pariente o amigo y sin importar que el sector sea público o privado.
El gobierno garantizara la venta de los productos locales en el interior del barrio residencial y del barrio industrial planificado. Servirá como catalizador para que existan acuerdos entre las empresas que estén dentro del parque. Debe involucrarse en la que la consolidación y transportación de productos desde el campo sea la más eficiente posible y asimismo la transportación de productos desde el barrio industrial hasta las diferentes ciudades y puntos de venta.
Estas e innumerables otras ideas que puedan surgir serán las ayudas que el gobierno debe proveer para que la industrial y el agro local puedan renacer y fortalecerse.
Sin embargo, el gobierno debe de desarrollar acuerdos con cada una de las empresas, debe comparar el nivel de precio y calidad de los productos locales con el nivel de precio y calidad de productos internacionales y debe ponderar cada una de estas diferencias.
El acuerdo con las empresas será el otorgamiento de un tiempo (suficiente) para que el nivel de calidad/precio de los productos/servicios locales iguale y/o mejoren los estándares internacionales. Se pondrán metas de mejoramiento mensual que sirvan para orientarnos si realmente se están logrando los objetivos.
Para evitar malos entendidos, el gobierno y empresariado acordarán que un funcionario asalariado por el gobierno tendrá un asiento en el board de directores de la empresa y servirá como “los ojos del gobierno dentro de la empresa”. Esta persona, con experiencia en el área, podrá servir a la vez como consultor, podrá asesoras en temas relacionados a reducción de costos, metodologías de trabajo, aplicación de técnicas de Just in Time y a partir de los costos colaborará con la estimación de los precios de venta (evitando que exista especulación y garantizando que la empresa sea rentable).
Esta persona debe conocer sobre los procesos, y debe ayudar (como un consultor) a la empresa en la toma de decisiones, en la eficientización de los procesos, en la búsqueda del mejoramiento de la calidad (de productos y servicios) y en la reducción de costos.
Es una pena que nos veamos obligados a proponerle al pueblo dominicano NO comprar el producto de su elección. A veces de inferior calidad, más caros, peor presentados y peor mercadeados, sin embargo, esta es sólo una parte minúscula del sacrificio que todos debemos hacer.
No pensemos que somos los primeros que hacemos esto, actualmente Estados Unidos está haciendo la mismo. Una de las políticas que está usando para reactivar la economía es la adopción de la cláusula “Buy American”. Está usando esta política sin importar los acuerdos comerciales que tiene con Canadá, México y con los países del DR-CAFTA (donde se encuentra República Dominicana), ni la relación comercial que tiene con China o India donde ya se empiezan a generar quejas. Mientras Francia e Italia están haciendo lo mismo.
En fin, el acuerdo de estas tres partes (el empresario, el gobierno y el ciudadano común) podría ser esa última oportunidad de supervivencia de la República Dominicana. Conformar un equipo ganador entre las “fuerzas vivas del país” es el verdadero reto que debemos enfrentar.
Reto porque representa un cambio radical en la política miope de “divide y vencerás” que ha caracterizado a nuestros gobernantes y a nuestro pueblo donde se piensa que para unos poder ganar otros tienen que perder, sin pensar que la unión de las partes puede permitir que todos seamos ganadores.
Reto porque, según la definición de “un dominicano”, de Doménech Biosca que vimos anteriormente, el país contando con personas que: “Lo saben todo”, “lo han visto todo”, personas alborotadas que se creen “genios”, que “nunca están equivocados”, “el que está equivocado es el otro” y “que tiene respuesta a todos los problemas incluso antes de conocerlos”, Y yo agregaría, personas que ponen sus intereses por encima de los intereses de la colectividad, es muy difícil hacer equipo. Como él mismo dice:”reunir a los dominicanos es fácil, pero unirlos es casi imposible”.
La “economía del consumidor” ha demostrado que conformar equipos de alto desempeño es uno de los ingredientes principales para el éxito. Podemos ver como en las grandes ligas se quedan en el camino equipos como los Yankees de New York con una nómina de USD$209 millones en el 2008, contando con estrellas como Alex Rodríguez, Jason Giambi, Derek Jeter, Andy Pettitte, Bobby Abreu, Mariano Rivera, Jorge Posada y Hideki Matsui mientras los Tampa Bay Devil Rays, con la segunda nómina más barata pueden ganar el campeonato de la Liga Americana.
El equipo que envió la República Dominicana al World Classic Baseball 2009, que tenía más de 20 peloteros de grandes ligas y contaba con jugadores como David Ortiz, Miguel Tejada, Hanley Ramírez y José Reyes perdió 2 juegos ante el equipo de Holanda, un país si tradición beisbolera y conformado principalmente por novatos.
El blog http://www.euroresidentes.com/ muestra el caso del Real Madrid Galáctico, de España y dice: “El Real Madrid de hace unos años, cuando Florentino empezó su andadura como Presidente allá por el 2000, el equipo arrollaba. Era la época del Madrid de la cantera, de entrenadores de la casa como Del Bosque, de una afición ejemplar. Aquel Madrid era capaz de ganar dos Ligas, una 'Champions', dos Supercopas de España, una Supercopa de Europa y una Copa Intercontinental. Era un digno continuador de la tradición gloriosa del mejor futbol español y europeo.
Pero Florentino Pérez se empeñó en dotar al Real Madrid del glamour de los galácticos y de la prensa rosa: Figo, Ronaldo y Beckham... Estos dos últimos daban más juego fuera del campo que dentro. Se olvidó de que un equipo es algo más que once figuras juntas. No era posible meter en el campo tanta figura, tanto galáctico. En el campo sobraban y sobran estrellas mientras faltaba y falta el coraje y la pasión. Faltó y falta un equipo. Hasta un Barcelona surgido de las cenizas tuvo tiempo de ir al Olimpo, tragarse y ridiculizar a los galácticos de Florentino. Pero también lo hacía el Zaragoza o cualquier equipo que saltara con ganas de jugar al campo”.
Con mucha pena para los madrileños que gustan ganar partidos, Florentino Pérez vuelve a la primera silla, y ya inicia a conformar nuevamente a sus galácticos, con Kaka, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema entre otros. “Billete mato a centavo”, definitivamente es más lucrativo llenar el estadio y vender camisetas que ganar partidos.
Otro ejemplo lo podemos ver en la película “Miracle” de Gavin O´Connor de Walt Disney con actuación de Kurt Russell, donde se cuenta la historia del Herb Brooks (Russell) quien era el coach del equipo de Ice Hockey Estadounidense para los juegos olímpicos de 1980 y su victoria sobre el aparentemente invencible equipo Ruso. En la película, luego de una larga práctica, durante la preselección de los miembros del equipo, Brooks fue cuestionado por uno de sus colaboradores por “estar dejando fuera del equipo a los mejores jugadores” a lo que respondió: “No estoy eligiendo a los mejores jugadores, estoy eligiendo a los jugadores correctos”. Para Brooks el nombre que aparece en el frente del uniforme es muchas veces más importante que el que aparece en la espalda y esto lo dejaba entender muy claro a cada individuo miembro del equipo. “No tenemos tanto talento para ganar contando solo con el talento, tenemos que pensar en otra cosa”. ¡Querer es mucho más que poder!
Cuando los miembros del equipo ponen los intereses del equipo por encima de los personales, cuando la comunicación fluye, y se genera un ambiente de eficiencia, proactividad, entusiasmo y empowerment, cuando todas las cabezas, los recursos y los esfuerzos van dirigidos hacia un mismo objetivo, se crea lo que se llama sinergia y esta tiene más poder que cualquier cantidad de estrellas individuales.
Un buen ejemplo de los logros que se pueden alcanzar cuando se compite con orgullo, por una razón y cuando se logra sinergia en el equipo se puede ver en la película “Pride” dirigida por Sunu Gonera para Lionsgate, donde actúan Terrence Howard y Bernie Mac. Inspirada en la historia real de Jim Ellis, un entrenador de natación que resucita una escuela pública en el corazón de Filadelfia en los 1970's. Ellis conforma un equipo con muchachos metidos en problemas sociales y sin ninguna habilidad para la natación. Desde la nada, en sólo tres meses convierte a estos muchachos en un equipo que fue campeón nacional en los estados unidos en 1974.
La sinergia demuestra que 1 + 1 >> 2 y constituye el elemento más poderoso del equipo, sin ella, grupos de estrellas dejan de brillar y con ella novatos pueden sorprender a cualquier equipo en cualquier deporte, disciplina o empresa. Bolívar dijo: “Unámonos y seremos invencibles”.
John Maxwell en su libro “Talent is never enought” (el talento nunca es suficiente) demuestra que tener talento no es suficiente para lograr el éxito, según él debemos complementarlo con otros ingredientes: Creer que se puede, tener pasión, iniciativa, estar enfocado, mucha preparación y práctica, perseverancia, coraje, preocuparse por aprender y conocer más, tener carácter, tener relaciones verdaderas, ser responsable y TRABAJAR EN EQUIPO.
Estemos seguros de que equipos de Béisbol como los de Japón y Cuba, siempre van a dar un gran espectáculo y terminarán entre los primeros lugares en cualquier torneo internacional. Su preparación y disciplina siempre les garantizaran excelentes resultados.

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