miércoles, 7 de octubre de 2009

XXII. La delincuencia.

“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
Pitágoras de Samos (filósofo y matemático griego).

La delincuencia es la respuesta a una incorrecta distribución de la riqueza. Si es cierto, hemos sido el país de mayor crecimiento del PIB en Latinoamérica en los últimos 50 años, pero también el que peor ha distribuido ese crecimiento.
Como responsable de una cantidad de empleados de nivel obrero, al ver que muchos empleados me colocaban renuncias que a mi entender no tienen ningún tipo de justificación, les preguntaba si habían conseguido otro empleo y la respuesta era: “No, pero lo que gano aquí no me alcanza para vivir”, entonces, “¿De qué vas a vivir?”, y la respuesta consistentemente era: “No sé, ya veremos”.
Ahora, nadie se libra de la situación económica y delincuencial que existe en la República Dominicana, ni los ricos ni los pobres. Conocemos el problema que representa la situación económica para los pobres, pero también los ricos son víctimas de esta situación, no queda una familia en la nación que no haya sido afectado por ese mal.
Una persona, que tiene una buena posición económica, que se pasea en su “jeepeta” por el frente de toda esta gente que no saben lo que van cenar, y que sus hijos amanecen llorando todos los días por qué no han comido nada en el día, no es más que una provocación, es carne fresca.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) indica que la proporción de muertes violentas pasó de 14,39% en 1999, a 26,41% en el 2005. Con estas cifras, la República Dominicana se ubica en como uno de los países más inseguros en una de las regiones más inseguras del mundo (El Caribe).
Más preocupante aun es saber la proporción de están muertes en las que están vinculados policías y militares.
Como ejemplo, solo en el periódico “Diario Libre” del 20/2/09 se presentan 3 caso de delincuencia donde están vinculados policías y militares: “1) un Mayor de la fuerza Aérea (Jorge Luis Vargas Cuello) acompañado de otros delincuentes cargaron con la caja fuerte de la empresa Parmalat Dominicana y su contenido, 2) Un sargento mayor atrapado cuando intentaba robarse un transformador en el kilometro 8 del tramo carretero El Seibo-Hato Mayor y 3) El jefe de Operaciones de la Dirección Nacional de Control de Drogas en Puerto Plata y el encargado de la Sección de Narcóticos en Sosúa, forman parte del grupo de policías y militares que se encuentran bajo investigación para determinar sus posibles vínculos con el narcotráfico en esa provincia” (acusados de actuar en complicidad con narcotraficantes que se disputaban el control de la venta de drogas en varias localidades de Puerto Plata).
Diariamente se notifica a la policía sobre muchos vehículos robados. Los vehículos nunca aparecen hasta que el mismo dueño o algún amigo-allegado de éste lo ve transitando normalmente por las calles de la ciudad solo para luego constatar que el carro había sido “recuperado” desde hacía meses y que estaba en manos y en uso de algún policía o militar de alto rango.
Una amiga me hizo una anécdota muy relacionada al tema. Según ella: “ladrones penetraron en su casa y entre algunas cosas de poco valor se llevaron un televisor. Se dirigió al destacamento de la policía de Arroyo Hondo a poner la querella y descubrió que varios policías estaban viendo un juego en el televisor de su propiedad que le habían sustraído y que la había motivado a dirigirse hasta ahí. Para poder retirar el televisor tuvo que pagar RD$3,000.00”.
A veces el pueblo le tiene más miedo a los policías que a delincuentes civiles probados. Sin querer justificar “lo mal hecho”, no es posible que queramos hacer que un policía arriesgue su vida diariamente persiguiendo delincuentes con un salario de RD$3,000.00, sin un seguro médico o de vida adecuado, sin una política de vivienda.
Policías, que viven en un barrio y que diariamente comparten vida con delincuentes conocidos y que pueden ver sus niveles de consumo son vulnerables al soborno y son atraídos a formar parte de pandillas y grupos delincuenciales.
Este es un mal difícil de erradicar que requiere la combinación de educación, mejoramiento del nivel de vida y medidas disciplinarias doblemente radicales para agentes del orden que violen las leyes.
Tener a policías y militares en estas condiciones pone al país en alto riesgo, propicia que personas con autoridad, armadas, con sistemas de comunicación y transporte, con acceso a información privilegia, etc. anden en las calles haciendo actos de delincuencia. En este caso, es necesario garantizar que todo se haga extremadamente bien o es mejor eliminar todo, la policía nacional y el ejército, no hay puntos medios.
Podemos ver en muchas películas de Hollywood (ej. Cassandra´s Dream, Before the devil knows you´re dead, etc), muchas de ellas extraídas de la vida real, donde gente “normal”, desorganizada y gastadora, que empieza a tener problemas económicos mata a su pareja, a sus hijos, a sus padres, a sus amigos, a sus empleadores, para aprovecharse de una herencia, para librarse de una deuda o para robarse un dinero.
Es increíble ver el cambio de personalidad que experimenta una persona entre el momento en el que va a pedir “prestao” y el momento que le piden el pago de la deuda. Recuerdo que en el colmado del barrio en el que me crié había una caricatura que decía: “Así te pones cuando vienes a pedir “fiao”, y presentaba un angelito arrodillado con las palmas de las manos unidas y luego seguía, y así te pones cuando te cobro, y presentaba un Diablo con su tridente, y con una postura desafiante”.
En la República Dominicana tuvimos el penoso caso de la muerte de Milton Peláez en manos del señor Plutarco González. Según Clave Digital (del 4/7/06), las declaraciones de Carlos Balcácer, abogado constituido en parte civil fueron: “En la relación de Plutarco González y Milton Peláez, había una situación compleja en cuanto a certificados financieros (por valor de RD$11 millones) que le manejaba la esposa de Plutarco, Graciela González, en el Banco del Progreso. La banquera estaba de vacaciones, regresó el lunes y renunció luego de una auditoría, esto motivó la visita de Milton Peláez a la casa de los González, donde murió de un balazo. González adeudaba 450 mil pesos a Peláez, lo que pudo motivar el crimen.”.
En República Dominicana debemos eliminar la fuente de generación de delincuencia, creando fuentes de empleo y sacando de las calles a personas que sirvan de carnada para los asaltantes. Ingresando a los niños a las escuelas, haciendo que sus padres sirvan de ejemplo para ellos y que les dediquen más tiempo en el hogar. Dándoles la opción de poder vivir en una casa de cemento, con una buena distribución de espacios, etc.
Con más personas empleadas, dedicando más tiempo al trabajo, evitando tener que salir para evitar correr con los costos de transporte y combustible, dedicando más tiempo a su familia, a la educación de sus hijos, con los niños en las escuelas y en guarderías, viviendo en zonas mejor controladas, mejor iluminadas y más organizadas debe bajar el índice de delincuencia; pero todo esto no es suficiente para eliminar totalmente el problema, debemos reconocer que este labor preventiva podría tomar mucho tiempo, tiempo que el país no tiene, por lo que es necesario tomar medidas proactivas para sacar de las calles a los delincuentes a una velocidad superior de la que se puedan generar.
Muchos de los delincuentes ya son bien conocidos por la policía. A veces, cuando se oye de un crimen importante ya sea porque haya muerto una persona conocida, por el nivel de violencia presentada durante el hecho, o por la osadía de los criminales que perpetraron el hecho es cuando la población se indigna y presiona para que aparezcan los culpables, los cuales, en muchos de los casos, no tardan en aparecer. La policía va directamente donde están, los presentan por TV y todo lo demás. ¿Cómo saben? ¿Ya conocían a este criminal?
Luego sale en el periódico que ese mismo delincuente, que por tratar de quitarle un reloj a alguien lo mató, tenía 15 fichas policíacas. ¿Cómo es posible?
Ante el tema de la delincuencia, el robo, el secuestro o el asesinato no se pueden tener manos flojas. No se puede motivar la vida “fácil” que se logra a través de la delincuencia, o la drogadicción, el narcotráfico, de la prostitución o cualquier fuente que promueva a las personas a delinquir. Delinquir no puede ser un medio de vida en República Dominicana, salir a robar o matar cuando se me haya acabado el dinero.
Los tiempos de cárcel y acciones a tomar ante delincuentes conocidos y reincidentes deben recrudecerse, si debemos llegar a oficializar penas de cadena perpetua o a la pena de muerte pues lleguemos a la pena de muerte. Sólo tenemos que comparar los niveles de delincuencia de China contra el resto del mundo para ver que este tema tiene un saldo positivo. ¿Qué se hace en China que es diferente al resto del mundo?
En vista de que a cualquier persona se le puede colocar una ficha policíaca por error, nuestra idea sería que una persona que tiene hasta 3 fichas puede salir de la cárcel y andar en las calles de República Dominicana según las leyes y bajo las regulaciones judiciales actuales, puede trabajar y puede hacer vida social. Pero ya una cuarta ficha lo sacaría de las calles por un largo tiempo (no menos de 10 años) y dependiendo de la fechoría se podría optar por esa nueva “Pena de muerte”.
Una vez se inicie a utilizar esta idea, las personas con 3 fichas o más que estén libres continuarán estando libres pero si son atrapados nuevamente entrarán dentro del nuevo régimen, no hay borrón y cuenta nueva, tampoco se saldrá a las calles a buscar gente que tengas más de 3 fichas, estas personas tienen un último chance, ¡que lo usen bien!
Estaríamos llenando las cárceles de delincuentes (cuando, según Diario Libre del 22/5/09, las mismas ya están en un 400% de su capacidad), y tal vez los espacios que tenemos no sean adecuados ni suficientes para tanta gente. La parte buena es que es mejor que las cárceles estén llenas de este tipo de gentes y no las calles del país.
Independientemente hayan cumplido su tiempo en cárcel, los reclusos antes de salir deberán probar que están aptos para reinsertarse en la sociedad, que están en capacidad y tienen deseo de trabajar. ¿De qué vale liberar un preso que ciertamente va a volver a delinquir? Estas personas no conocen otro medio para sobrevivir y el tiempo en cárcel no les sirve para desarrollar un oficio o para rehabilitarse de sus vicios, al contrario, la junta con otros delincuentes por grandes espacios de tiempo les profundiza mas sus habilidades delincuenciales y cuando salen de la cárcel, sin dinero y llenos de deudas sin duda alguna van a hacer lo único que saben hacer.
En la película “What doesn´t kill you” (2008) del director Brian Goodman, (historia de la vida real desarrollada en el sur de Boston), podemos ver lo difícil y casi imposible que puede ser para una persona recién liberada de la cárcel reinsertarse adecuadamente en la sociedad.
Como siempre partimos de la autosuficiencia, para delincuentes cuyo veredicto sea Pena de Muerte, su dictamen debería ejecutarse de inmediato, no debemos incurrir en costos relacionados a alimentación y manutención de criminales, y para los presos que tengan casos menores (10 años de encarcelamiento o más), existirán cárceles que serán un tipo de industrias, dónde se fabricarán artículos de ropa u otros bienes. En estas “industrias” los empleados tendrán la opción de trabajar y si combinan trabajo con buen comportamiento, podrían reducir su tiempo de encarcelamiento hasta la mitad y obtener una libertad condicional. Podrán desarrollar un oficio que le servirá para conseguir empleo una vez estén fuera de prisión. Por su trabajo, devengarán un salario con el cual podrán mantener a su familia. Nada de esto sería una opción ante el caso de que a esta persona una vez fuera de prisión sea capturado nuevamente y sea necesario levantarle otra ficha.
Las utilidades de la “industria” servirían para el mantenimiento de la cárcel, para los salarios de los empleados-policías y para cubrir gastos/costos necesarios.
Mientras en República Dominicana la delincuencia sea un medio de vida, mientras sea una opción, la gente no va a tener la necesidad imperativa de esforzarse, de capacitarse y de trabajar, una vez se complique ya sea en los estudios o en el trabajo, siempre va a tender a dejar sus labores a un lado e irse por un camino “más fácil”. Dice Benjamin Franklin (Político y Científico estadounidense): “La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarde en alcanzarla”.
Cada día se puede ver que menos personas están dispuestas a trabajar honradamente y mucho menos a estudiar. Ya vimos las cifras abrumadoras sobre el desempleo, el analfabetismo y el abandono escolar. En la biblia, (2 Tesalonicenses 3:10), el apóstol Pablo estableció la regla: “Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”.
Según el psiquiatra César Mella:”Lo preocupante es que en nuestra sociedad la juventud ha entendido que a través del estudio no se llega y que quien actúa bien es tildado de pendejo”
Estamos dejando las plazas a trabajadores Haitianos (muchos de ellos indocumentados), que si están dispuestos a realizar estos trabajos rechazados por los dominicanos, que normalmente son labores pesadas y mal pagadas. Mientras los propietarios de empresas se aprovechan de la situación manteniendo en las plazas a estos trabajadores, que a veces trabajan sólo “por el plato de comida del día” y que no exigen doble sueldo, seguro medico, AFP, Infotep, ARS ni nada de eso, y que tampoco pagan impuestos.
Por otro lado, el dominicano, en el mejor de los casos, viviendo de una remesa, con sus tres niños pidiendo limosnas debajo de un semáforo, limpiando parabrisas a los carros, jugando dominó en el colmadón y bebiéndose de cerveza lo poco que levanta, pero en el peor de los casos, asaltando, robando, vendiendo drogas, prostituyéndose y prostituyendo a sus hijos, entre otros.
Hoy podemos ver como la violencia llega a niveles nunca antes vistos en el país. Las ejecuciones en “Paya, Bani” de 7 personas, por temas relacionados al narcotráfico es un claro ejemplo de lo que está pasando en República Dominicana. Dominicanos, que ponen en riesgo su vida sirviendo como “mulas” para transportar drogas (en el estómago).
Hace unos meses (el día 11/8/08) leí un comentario de una Señora de nombre “Alexandra T.” en un artículo del Diario libre digital, cito: “Las calles de nuestros barrios están minadas de todo tipo de delitos, la gente no se atreve a denunciar nada y todos callan. Me contaba en estos días una persona de escasos recursos, que vive en el Sector de Villa Juana, que en esta barriada así como en Villa Consuelo, se vende de todo, se hace de todo, y nadie se atreve a hablar.
¿Cuando una sociedad está en esta situación que es lo que nos espera? ¿Quién podrá hacer algo para evitar todos estos actos delincuenciales? ¿Quién perseguirá a quienes ostentan bienes que no pueden justificar? Autoridades socorran a nuestros barrios humildes, envíen servicios permanentes de inteligencia. ¡Salvemos a esta Nación, aun estamos a tiempo!”.
Según El director de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNUDD), “Los criminales se sienten atraídos por la región del Caribe por la falta de infraestructura jurídica y el descontrol territorial. El Caribe es vulnerable a la delincuencia debido a su ubicación geográfica, la pobreza, desempleo y la disponibilidad de armas. Esta presencia es una amenaza a la paz social".
Nuestro país está situado en el séptimo lugar entre el grupo de naciones que sirven de puente para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. En fin, es mejor taparse los ojos para no ver como la República Dominicana se convierte en un narcoestado en la cara de todos, involucrando civiles, y militares (de alto rango) mientras nuestros gobernantes no reaccionan y no ponen ningún tipo de freno.
Es obvio que República Dominicana se está manteniendo en un alto porcentaje del narcotráfico y del lavado. Si en República Dominicana las exportaciones (incluyendo las zonas francas), las remesas, los préstamos internacionales (incluyendo los del tipo Sun Land), las entradas de dólares vía turismo y otras entradas oficiales-legales, no alcanzan el 80% de lo que se eroga de dónde sale la diferencia. Esto es una suma muy sencilla, muchos saben la respuesta pero pocos la dicen. Definitivamente, nuestro presidente está dejando que el país se le salga de control.
En declaraciones durante el inicio de un curso sobre prevención, criminalidad y lavado de activos, el director de la sección antinarcóticos de la embajada de los Estados Unidos en el país, Joseph Runyon, aseguró que el lavado de activos es el tercer negocio más grande del mundo, el cual es superado por el mercado de divisas y de petróleo y aseguró que Estados Unidos continuará asistiendo a República Dominicana en su lucha contra el narcotráfico, crimen organizado y lavado. Sin embargo, y viendo que cada día se incrementa la posibilidad de perder la guerra contra el narcotráfico, deberíamos empezar a entender que mientras hayan personas dispuestas a comprar drogas, a pagar altas sumas de dinero y a arriesgarse a ser atrapados comprando y/o consumiendo, siempre habrá gente dispuesta a venderla y a tomarse todos los riesgos para poder hacerlo.
El gran comprador y consumidor de drogas en el mundo es Estados Unidos. Allá se ha intentado solucionar el problema de las drogas limitando el tráfico y la venta, siendo extremadamente benevolente con el consumidor a quien han catalogado como un “enfermo que requiere ayuda”. El tráfico de drogas a Estados Unidos ha seguido subiendo según pasan los años (buscar estadística) y esta gente no quiere darse cuenta de que usando este método no van a poder erradicar el mal. Han obligado al mundo a seguir esta política perdedora arrastrando la violencia y el terror a los países de Latinoamérica y del mundo.
Al final de cuentas, luego de haberse perdido miles de vidas, luego de que este problema haya aterrorizado a la población del mundo durante años, no quedará otra opción más que legalizarla, tal y como se hizo con el alcohol, cuando, en los años 30´s finalizó la “Ley seca” en los Estados Unidos, luego de haber cobrado miles de vidas.
Nosotros no podemos seguir este juego, nos sale muy caro estar persiguiendo narcotraficantes sabiendo, de ante mano, que no vamos a poder eliminar el mal.
En nuestro país se debe legalizar la venta y el consumo de drogas, hacer que esta venta y consumo estén regulados tal y como se hacer con el alcohol y con el tabaco (que no se permite vender a menores y no se permite manejar bajo los efectos del alcohol). De esta forma bajarían los precios y asimismo bajaría la violencia. Le solicitaríamos las autoridades de Estados Unidos que hagan lo mismo, y sabiendo que no lo aceptarán (ya que el gobierno de México les ha planteado lo mismo y no ha recibido más que negativas) les solicitaríamos que se encarguen ellos de estar persiguiendo narcotraficantes, porque nosotros tenemos otras prioridades.

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