miércoles, 7 de octubre de 2009

XXI.Los impuestos y la energía.

"Lo más difícil de comprender en el mundo es el impuesto sobre la renta."
Albert Einstein


El gobierno puede orientar el cobro de impuestos hacia los sectores o bienes que tiene planificado fomentar o eliminar. Sin embargo, en República Dominicana existe un impuesto para todo y no existe un plan para nada. Todo paga.
En vista de que todo paga, desarrollar un sistema inteligente que fiscalice todas las acciones tributables del país es prácticamente imposible. Esta complejidad incapacita al estado de hacer las recaudaciones adecuadamente. Decía A. E. Neuman (Personaje de la ficción de la revista MAD); “Hoy en día se necesita más cerebro y esfuerzo para hacer la declaración de la renta que conseguir la renta”.
Si se piensa bien, recaudar impuestos podría ser una actividad simple y automatizada que muchos países (donde se incluye el nuestro) terminan complicando.
En Wal-mart (la empresa más grande del mundo con ventas de USD$500,000 millones anuales) si no puedes explicar una idea o concepto en términos simples sobre una hoja de papel, es que será muy complicado llevarla a la práctica en el día a día. Ellos han implementado una filosofía que conocen como KISS (Keep It Simple Stupid!), que en español se traduce: “¡Mantén las cosas simple, estúpido!
Toda esta complejidad hace que el país sea menos competitivo. Por ejemplo, en nuestro país al igual que en todos los países que exportan productos, existen concesiones impositivas para la exportación. Es decir, una industria que fabrica un producto para exportarlo, no tiene la obligación de pagar impuestos sobre los materiales comprados o servicios necesarios para elaborar ese producto. La empresa, al adquirir el material, asocia esa compra con el producto a exportar y evita así el pago de ITBIs y del ISR. Sin embargo, para poder demostrar que el material comprado será dedicado para la producción de productos a exportarse requiere de ciertos controles internos, muchas veces complejos, que aumentan sus costos de operación. Por otro lado, los materiales comprados localmente, aunque bajo ciertos regulaciones, pueden ser adquiridos libre de impuestos, normalmente no lo son ya que los proveedores locales no tienen garantía de que los productos que venden a un tercero serán usados para exportación y prefieren evitar el riesgo o, simplemente no cuentan con procedimientos para vender productos a terceros para fines de exportación. Esto obliga a la empresa exportadora a tener que comprar materiales, asumir el costo incremental fruto del pago de impuestos por parte de sus proveedores y luego intentar vender estos productos “caros” en un mercado internacional altamente competitivo.
Lo que realmente está pasando es que fruto de esa complejidad, estamos exportando impuestos y estos impuestos hacen que nuestros productos no puedan ser comercializados en el exterior. La moraleja de todo esto es que no podemos cargar impuestos a la producción, los impuestos deben ir cargados al consumo.
Que ilógica es la realidad de que el arroz dominicano tenga un costo de fabricación de RD$20.00 la libra mientras el costo de importar una libra de arroz estadounidense es de RD$12.00 cuando la tierra es más barata en la República Dominicana que en los Estados Unidos, también lo son la mano de obra y el costo de transportación (ya que no se tiene que pagar flete marítimo desde Estados Unidos). En ambos países los productos son exentos de impuestos para el consumo.
Los componentes que hacen lucir ineficiente a la industria arrocera en la República Dominicana están más ligados a problemas logísticos del estado que a las ineficiencias mismas de los arroceros. Por un lado, el costo de la energía eléctrica en República Dominicana es mucho más alto que en los Estados Unidos. Por otro, el tipo de industria obliga a las empresas a mantener altos inventarios de Granza (ya que solo se realizan 2 o 3 cosechas al año) y deben mantener un suministro constante a todo lo largo del año. El costo de financiación de este inventario es altísimo y más en nuestro país donde se paga más de un 20% de interés por dineros prestados cuando en Estados Unidos las tasas de interés no superan el 4% y menos para temas agrícolas.
Un tercer componente son los impuestos. En los Estados Unidos el arroz está exento de impuestos para el consumo, igual que en la República Dominicana, pero también están exento de impuestos todos los insumos, materiales y servicios necesarios para la fabricación (siembra, cosecha y procesamiento). Así, abonos, fertilizantes, combustibles, energía eléctrica, etc. están totalmente libres de impuestos para la industria. Este ejemplo podemos extrapolarlo a casi todos los productos agrícolas o no que se producen el país.
Que injusto es que cuando existen protestas sociales relacionadas al alto costo de los alimentos, el gobierno conociendo esta situación mayormente originada por sus propias ineficiencias, permita la importación de arroz estadounidense de “bajo costo” perjudicando más profundamente al productor local, haciendo que se trague sus inventarios y se ponga en riesgo la vida de toda la industria.
En Abril del 2009 salió un artículo en el periódico “El Nacional” que se titulaba “Productores habichuelas pierden 280 millones por bajos precios”. En este, las autoridades agrícolas, los productores y los almacenistas acordaron establecer el precio de venta de la cosecha a RD$2,200.00/qq. Luego de cosechar unos 350mil quintales, a la hora de la venta, los almacenistas no compraron el producto a los agricultores al precio acordado ya que se habían realizado importaciones masivas del grano a mejores precios y estos dejaron a los productores “con el moño hecho”. Los productores, durante siete meses estuvieron dilingenciando entrevistarse infructiferamente con el titular de agricultura, el señor Salvador Jiménez.
Entonces, luego de acordar el precio, luego de motivar la producción, dejan o peor, propician la entrada de productos importados a precios rebajados sin importar la posible quiebra de los productores. Para colmo no dan la cara.
Ante la crisis que se vive en el país, a finales de Marzo del 2009 los señores Juan Hernández (director General de Impuestos Internos) y Vicente Bengoa (Ministro de Hacienda) presentaron una propuesta que intentaba motivar la repatriación de capitales al país. La idea era que capitales que ingresaran y fueran invertidos en el país iban a pagar sólo un 0.5% de impuestos sobre las rentas que originaran. Medida que a nuestro criterio, motivaría conflictos entre los sectores productivos-comerciales y el estado y que, en lugar de atraer capitales serviría para ahuyentarlos ya que, las empresas que actualmente están instaladas en el país están obligadas a pagar un 25% de ISR, una vez se apruebe la propuesta sin duda exigirán un trato igualitario a las empresas nuevas que entren fruto de esta “idea de recuperación de capitales" lo que, sin duda alguna, se convertirá en un conflicto entre las partes ya que no son los planes del gobierno exonerar del IRS a todas las empresas existentes. Por otro lado, ideas como estas atemorizan a los inversores ya que dirán “una vez mi empresa este instalada en el país, ¿qué me garantiza que el gobierno no tome otra decisión de este tipo y me perjudique de igual forma que está perjudicando a las empresas que ya están instaladas”.
Para la República Dominicana, los costos para mantener este complejo sistema de impuestos, que lo fiscaliza todo y que es susceptible a errores e injusticias como el usado en el país, mantener el costo de la nómina, la inversión y gasto en edificaciones, en sistemas tecnológicos de información, el costo de los servicios, etc. deben ser altísimos y con todo ello no se apoya para que el país sea más competitivo, lo hace ineficiente y no se elimina la evasión y la corrupción, al contrario, se propicia que florezca.
Se sabe de muchos empresarios que sostienen campañas electorales y que pagan comisiones para que luego se les devuelva el favor y sus impuestos sean rebajados. Tanto empresarios como funcionarios del gobierno se benefician de esta evasión y se origina una de las formas mas comunes de corrupción.
Debemos decir que el Sr. Juan Hernández con la factura fiscal ha mejorado sustancialmente las recaudaciones en el país, pero al igual que Roberto, sus logros tampoco son sostenibles en el tiempo por su complejidad y por el costo de realizar los cobros, que cada día son menores, pero que aun son extremadamente altos.
Según declaraciones de Miguel Vargas (Periódico “Diario Libre” del 11/2/09): “Leonel Fernández, en su pasado período de gobierno manejó 948 mil millones de pesos, recaudados por la aplicación de sus tres reformas fiscales, lo que representó un incremento de 600 mil millones con relación a los ingresos percibidos por el gobierno del período 2000-2004. Eso quiere decir que el gobierno del PLD manejó en los pasados 4 años casi un trillón de pesos, una cantidad de dinero que multiplica por cinco los recursos de que dispuso el presidente Joaquín Balaguer durante sus 12 años de gestión (1986-1998), y que duplica lo que administraron juntos los tres gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano".
Sin embargo, no se ven avances económicos ni sociales. ¿A dónde fue a parar toda esta recaudación? . Realmente no se ve y esto es porque, aparte de la corrupción, el sistema no está orientado a fomentar o rebajar ningún sector, el gobierno no usa los impuestos estratégicamente.


El gobierno podría utilizar estas recaudaciones de una forma más estratégica y nuestra propuesta, para seguir con el tenor de este documento, es quedebemos seguir peleando contra el mismo frente, contra el mismo enemigo reconocido que nos hemos planteado y que es la energía eléctrica. La idea sería:
· Investigar la cantidad de galones de crudo y productos terminados derivadores del petróleo se compran mensualmente en la República Dominicana.
· Investigar cuánto es la recaudación promedio-mes en RD$ en el país y cuanto según presupuesto (más o menos USD$10, 000,000.00 para este año 2009).
· Iniciar un plan de desmonte de todos los impuestos varios e irlos llevando sobre el costo del galón de combustible y del Kw-h y que éste traspase de impuestos tenga una degradación donde en los primeros 5 años lleguemos a un 50%, y en los próximos 5 años lleguemos al 75% y así hasta llegar al 100% si en ese tiempo, este tema de energía sigue representando un problema de igual o mayor magnitud para el país.
La idea es mantener las recaudaciones, simplificarlas, rebajar los costos, eliminar la corrupción envuelta, y principalmente usar los impuestos de una forma estratégica, orientar los esfuerzos a la generación de sistemas alternos de energía.
Estratégicamente, el gobierno incrementaría el costo de los combustibles fósiles a través de orientar las recaudaciones hacia el consumo de los mismos y de entrada, eliminaría todos los impuestos relacionados a importación, fabricación y comercialización de métodos alternos de generación, energías renovables.
Sin duda alguna, el costo de la generación de energía renovable aún es más alto que la generación a través del crudo, por este motivo, sería una utopía pensar que el pueblo, solo por usar “una consciencia ambiental” va a cambiar a renovables. Para que esto suceda, algo tiene que pasar, o que se acabe el petróleo o que los gobiernos motiven el cambio, no a través de métodos de por concientización sino por medios económicos. O sea, que se desarrollen sistemas alternativos que realmente sean más baratos o que el gobierno propicie que estos sean más baratos, usando los impuestos.
La opción que se ha usado anteriormente cuando suben los precios internacionales del crudo, de salir por televisión y decir que estamos en un plan de austeridad nacional no ha servido de nada en República Dominicana. Decir que tenemos que rebajar los costos (otra vez) no va a rebajar los costos; el mismo mes en que se ha hecho el anuncio el consumo de petróleo ha subido desmesuradamente.
Recientemente, Leonel sostuvo una reunión ante la FAO en Italia y estuvo cuestionando sobre la especulación mundial en los precios del petróleo. Todos los presentes dieron la razón a Leonel y entendieron que sus comentarios eran reales, sin embargo, los precios del crudo no bajaron un centavo hasta que Estados Unidos avisó sobre sus planes/expectativas de rebajar su consumo de petróleo y esto fue lo que propició que los países productores/pobres rompieran los acuerdos de precios que habían mantenido y se iniciara una guerra de precios entre ellos mismos.
No podemos querer resolver los problemas del mundo cuando no hemos sido capaces de solucionar los problemas internos del país. NO SOMOS PRODUCTORES de petróleo, no tenemos yacimientos ni refinerías ni nada, el tema aquí no es pelear por los precios que no podemos controlar, el tema aquí es bajar el consumo, como sea, y buscar fuentes alternas de generación de largo plazo. Debemos apostar a algo y este algo no puede ser petróleo.
No estamos viendo el tamaño del problema, República Dominicana podría sobrevivir a una crisis petrolera si se empieza a preparar desde hoy. Ser lentos ahora puede significar nuestra tumba.
Con esta nueva iniciativa que proponemos ya veremos un plan de economía de combustibles real, veremos gente apagando los bombillos de noche, gente comprando carros más pequeños, cambiando carros por motores, por bicicletas, por caballos, y muchos otros métodos de transporte alternativos. La gente va a andar en los carros con los cristales abajo, etc. Aquí veremos la creatividad real del dominicano.
La gente sólo va a salir a actividades necesarias e imprescindibles y se verán los carros con 3, 4 o 5 personas en lugar de un sólo conductor, como se ve hoy. La gente en las casas se preocupará por comprar bombillos de bajo consumo, la nevera debe ser de bajo consumo y lo pensaremos 2 veces antes de prender un aire acondicionado y/o prenderlo media hora antes de llegar para que “se vaya enfriando la habitación” será cosa del pasado. En las casas, se reducirá el uso de los calentadores, los blowers, las secadoras eléctricas (se usará más la luz del sol), ya veremos más ropa tendida al sol, más calentadores solares y más molinos de viento para la generación, algunos de ellos de fabricación casera.
En el comercio se venderán más chacabanas, se reducirá el uso de trajes, se venderán más abanicos, menos aires, más pañuelos, etc.
El sector industrial, se preocupará más por hacer rutas de distribución eficientes, por enviar los camiones llenos, por controlar los consumos de la flota, los análisis de inversión en máquinas contemplará el consumo energético, blowers industriales, etc. Proyectos como el tren Santo Domingo – Santiago empezaran a verse como rentables.
Las industrias de alta dependencia energética no serán la mejor opción en República Dominicana, de hecho actualmente tampoco lo son debido al servicio tan deficiente y tan caro que se brinda en el país. El plástico, el vidrio, la fundición, etc. deberán ser importados desde fuera. Las empresas de este tipo que ya existen en República Dominicana tendrán un tiempo de gracia para ir desarrollando otros tipos de negocio y/o para ir vendiendo sus equipos fuera del país. Sin embargo, las empresas de baja dependencia de energía se verán beneficiadas al ser eliminado el ISR y otros impuestos que puedan afectarle.
El gobierno debe preocuparse por impedir la entrada al país de electrodomésticos de alto consumo, bombillos incandescentes, ciertos tipos de refrigeradores, ciertos tipos de vehículos de alto cilindraje, etc. Y simultáneamente debe eliminar por completo e inmediatamente los impuestos a toda fuente de energía alterna ya sea solar, eólica, o la que fuere, deberá promover la entrada de este tipo de generadores y deberá cooperar en negociaciones internacionales para conseguir buenos precios y condiciones. Los altos costos de los combustibles y de la energía generada con petróleo harán rentable la inversión en sistemas de generación alternativa.
Hemos visto como empresas que se han querido desvincular de la CDEEE no han podido hacerlo o han tenido que pagar una multa para poder hacerlo. Esto podría sonar como ilógico. Debería ser todo lo contrario, ojalá que todas las empresas se independizaran, que compraran sus sistemas de energía alterna y de esta forma bajar el nivel de presión de generación que tiene la CDEEE.
Sin embargo, esta situación deja ver que a las EDES no lo interese que empresas y domicilios que pagan su energía regularmente dejen de consumir y pagar ya que estas subsidian viviendas de gente pobre que no puede pagar, que se roba la luz y que no tiene un contrato oficial con ellos.
Es mas fácil, cargarle las energías que consumen los que no pagan a los que pagan y esto hace que el costo del kilowatt-hora en República Dominicana sea uno de los más caros del mundo.
Si sumamos a esto la mala calidad del servicio, las interrupciones (en cantidad y tiempo), las variaciones de voltaje podríamos ver que es casi imposible para una industria ser competitiva a nivel regional.
Primero, porque cada empresa debe tener, no una, sino dos plantas eléctricas de emergencia, y estas tienen un costo altísimo lo que requiere que los empresarios desvíen capitales que pudieran ser dedicados a modernizar sus máquinas de producción, o a adquirir nueva tecnología.
Por otro lado, estas plantas requieren de un gasto fijo anual para el mantenimiento preventivo y correctivo; filtros, aceite, piezas y servicio que también impacta los costos de los productos.
Y segundo, Cada vez que hay una interrupción eléctrica se daña el batch, se genera una merma que se traga las utilidades de la empresa.
Mientras que las variaciones de voltaje provocan que los equipos se dañen, en las empresas, las máquinas y los sistemas eléctricos y en las casas, las neveras, los televisores y demás electrodomésticos.
Es necesario que todos paguemos nuestro consumo eléctrico, nadie debe subsidiar a nadie, si la gente no tiene con qué pagar, no va a tener servicio. Es necesario que la gente entienda que el país no puede cubrir este costo por ellos. Y, obviamente, como esta gente no está obligada a pagar, tampoco tienen la necesidad de ahorrar, de rebajar el consumo. La gente siempre entiende y aprende más rápido cuando se le afecta el bolsillo.
Una vez se le empiece a cobrar por las cosas, por lo servicios, una vez este bloqueada contundentemente la delincuencia, la prostitución, la venta en los semáforos y el pedir limosnas, no nos quedará otra opción que estudiar y trabajar, generar un salario y pagar por lo que consumimos. La cosa empezará a cambiar.

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